ME SIENTO IMPOTENTE / EXPERIENCIA EN EL METRO EN SILLA DE RUEDAS

23:59:00

Hola LocoLectores!


*Antes de nada, disculpad cualquier falta de ortografía. Esta entrada está escrita con el móvil en el coche. Espero que lo entendáis.*



No quiero montar ningún drama con esta entrada, solo necesito contarlo y abrir los ojos a contra mas gente mejor.

Hace pocas horas, me encontraba en el metro con varios lectores de camino al Teatre Gaudí (Cerca de la Sagrada Família) y hasta ahí todo bien, bien para la gente que puede caminar y no como yo, que después de la operación que tuve hace unas semanas voy en silla de ruedas. Me parece vergonzoso que hayan, a día de hoy en pleno siglo XXI, inconvenientes  para las personas con discapacidad, como por ejemplo que no hayan ascensores en paradas de metros famosísimas de sitios de interés como Plaza España (Barcelona).
La consecuencia de que no hayan ascensores en metros con tanta circulación de medios hizo que fuera super incomodo tanto para mi como para mis compañeros, pero bien, os explicaré uno a uno todos los pasos que tuve que hacer:


ENTRADA A LA BOCA DE METRO: La entrada es sencilla, no hay escaleras así que todo perfecto, el problema llega cuando hace falta pasar la T-10. No hay pase para minusvalidos/Carritos de bebés. Así que tuvimos que hacer mil maniobras para, únicamente, encarar la silla. Una vez encarada, la entrada era tan estrecha que no podía sacar las manos por los lados para poder mover las ruedas y avanzar, cosa que hizo que mis amigos me tuvieran que empujar super fuerte para poder you pasar y ellos no marcarse un simpa. Conclusión: Vergonzoso y Peligroso.



BAJADA AL ANDÉN: Como no, después de pasar la T-10, toca bajar al andén. Pero, Si no hay ascensor, ¿cómo vas a bajar? Tuve que bajar mas de 100 escalones a la pata coja, chocando mi pie malo contra el suelo varias veces para no perder el equilibrio. Esquivando a turistas y sin vergüenzas (Que muchas veces son la misma persona) para poder bajar sin apoyar el pie.


Y diréis "No seas quejica, solo has tenido que bajar unos 40 escalones a la pata coja." ¡MEEEEC! ¡INCORRECTO! Después de esta bajada, recorrí unos pocos metros en silla de ruedas y encontré 5 escalones de subida. Me levanto de la silla, subo a la pata coja, esquivo a la gente y me vuelvo a sentar. Recorremos cinco metros más y de nuevo 5 escalones, pero ahora de bajada. Me levanto de la silla, bajo a la pata coja, esquivo a la gente y me vuelvo a sentar a la silla de ruedas. Esta vez recorremos mas metros que antes y encontramos de nuevo unas escaleras. Pero esta vez no eran de cinco escalones, sino de mas de 30. De nuevo me bajo de la silla, bajo algunos escalones a la pata coja, esquivo a mas gente y mi cadera se carga y sin poder aguantar mas apoyo el pie operado cayendo en un dolor super fuerte. Ya lo han conseguido. Han conseguido que me duela el pie, así que los escalones desaparecen como por arte de magia y llego al fin al andén. Conclusión: Vergonzoso y Peligroso  


ENTRADA AL TREN: Ya habíamos superado dos retos, y digo habíamos porque si no fuera por Cèlia y Dani (dos amores de personas), no podría ni haber entrado a la boca de metro. Ya quedaban solo dos minutos para que el metro entrara y abriera sus puertas para que entrasen y saliesen todos los pasajeros. Nos acercamos a la zona para personas con discapacidad. Una zona diferenciada por una rampa de metal (por llamarla de una manera) que daba directamente a la vía. Peligro. Esperamos allí los dos minutos y entró el tren. Abrió sus puertas y al subir la rampita veo que de la rampa al tren en cuestión hay unos 30 centímetros sin suelo. Un hueco grandioso entre el andén y la puerta del metro que, a pie es insignificante, pero para la silla era imposible pasar. Además, el metro está a una altura mas elevada que el andén, cosa que hace imposible acceder con la silla. De nuevo me levanto de la silla, apoyo el pie porque los pitidos del cierre de puertas me indica que como me moleste en ir a la pata coja, mis acompañantes no conseguirán entrar conmigo, y espero a que la gente se aparte para poder sentarme en la silla. Tengo el pie infladísimo y me duele un montón pero eso, ¿a quien le importa? A los del metro seguramente no. Conclusión: Vergonzoso y Peligroso.



EL TRAYECTO: La gente siguió sin apartarse. El metro arrancó y cómo no, la zona de minusvalidos estaba en otro vagón. Tuvimos que esquivar a mas de 20 personas hasta llegar a la zona dónde podía estar seguro. Había un botón para, supuestamente, abrir la rampa para poder bajar del metro. "PRÓXIMA PARADA: SAGRADA FAMILIA". Ya quedaba menos. Llegamos al andén de Sagrada Familia. Se abren las puertas y cuál estampida, toda la gente gentuza empieza a empujar y a salir del metro, dejándome a mi arrinconado y ultimo en salir del transporte. ¿Y a que no sabéis que había entre el metro y el andén? EXACTO! Un hueco de 30 cm! Pero bueno no hay tiempo, y como el metro está mas elevado que el andén, cogemos carrerilla y bajamos de un bote, cascando de nuevo el pie contra el suelo.



POR FAVOR SALGAMOS DE AQUÍ: Después de recitar en voz alta Casi Gritando una larga lista de insultos hacia la sociedad, casi llorando de impotencia por dentro le pido a mi amiga y conductora, Cèlia, que me lleve corriendo, que hagamos un poco de rally por el metro y que cojamos el primer ascensor que encontremos para subir a la superficie. No podía estar mas allí dentro. Y así lo hicimos, por suerte para mi y para todas las personas con discapacidad, padres y madres que vayan con bebés en carrito en Sagrada Familia había ascensor. Lo cogimos, subimos en el, hicimos tropecientos mil transbordes de ascensor en ascensor para poder llegar a la superficie y , no os imagináis lo bien que me sentó el aire fresco y ver la Sagrada Familia al salir. Me sentí orgulloso y mira que llevo como minusvalido una semana y en nada y menos ya empiezo a caminar



Y bien, quiero acabar la entrada con una conclusión general, para intentar concienciar un poco más a todos los que me hayáis leído hoy. Porque la mayoría de la sociedad pueda apoyar los dos pies, o poder coger dos cosas a la vez no quiere decir que los que nos puedan hacerlo son menos personas que los que si pueden. Ambos grupos de personas tienen los mismos derechos, mejor dicho tendrían ya que , aunque cueste creerlo, en pleno siglo XXI las personas discapacitadas aún tienen inconvenientes, como por ejemplo no poder bajar al metro sin temer que bajarse de la silla de ruedas. Esta experiencia me ha hecho abrir los ojos ante un mundo sin vergüenza. Ver a gente que no tienen prioridades mas allá que sus objetivos. Que son capaces de insultar o empujar a una persona sin las mismas capacidades solo por llegar antes a su destino. Para finalizar, acabo con una cita de Nick Vujicic:

Si el mundo piensa que no eres capaz de hacer algo, es mentira. Consigue una segunda opinión.


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4 comentarios

  1. Grande Marc grande, no te rindas nunca enano se te quiere

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  2. Pues sí, es muy triste que en pleno siglo XXI gente que está enferma tenga que hacer semejantes peripecias sólo para desplazarse en un transporte público. Y menos mal que aún te podías mover algo, porque no quiero ni imaginarme que hubiera pasado si no te pudieses mover...

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